Montañismo en el continente blanco
Antártica es un lugar soñado para los amantes del montañismo y la exploración, un lugar que nos hace recordar grandes aventuras como la de los exploradores Shackleton, Scott y Amunsen en la carrera al Polo Sur. Siempre lo vi como un sueño inalcanzable debido a los grandes costos que implica una expedición en un lugar como aquel.
A veces la vida tiene vueltas interesantes y entretenidas, y si bien estamos en épocas de mucha incertidumbre debido al Covid, gracias a eso recibí una invitación para guiar en el Monte Vinson, la montaña mas alta de Antártica.
Unos pocos días de preparación de mi equipo y ya me encontraba volando camino a Punta Arenas lugar desde donde volaríamos al continente blanco. Los días en Punta Arenas pasaron rápido y al mismo tiempo estuvieron cargado de buenos momentos y emociones antes de comenzar la expedición.
Comienza la aventura
Todo sucedió muy rápido, 26 de noviembre, muy temprano en la mañana comenzamos a cargar nuestros equipos en el bus que nos llevara al aeropuerto. Todo sucede sin muchos contratiempos y ya nos encontramos en el avión que nos llevara a Unión Glacier, el lugar de partida de todas las operaciones que suceden en esa zona de Antártica.
Cuatro horas de vuelo y ya nos encontramos en la pista de aterrizaje, una gran explanada de hielo en medio de las montañas.
Unión, Twin Otter y campamento base
En el campamento de Unión Glacier, tomamos el tiempo para comer y luego hacemos nuestros últimos preparativos de equipo para partir en un pequeño avión Twin Otter en dirección hacia el campamento base del monte Vinson lugar donde comienza nuestra peregrinación para subir la montaña. Cargamos nuestros equipos en este pequeño avión y una vez más nos elevamos en el cielo con una vista privilegiada de las montañas alrededor.
Luego de 45 minutos de vuelo aterrizamos en lo que será nuestro campamento por algunos días antes de partir a la montaña, un campamento con bastantes comodidades que hacen que nuestra estadía sea muy placentera.
A caminar
Luego de dos días de preparación de nuestros equipos y alimentación ya nos encontramos empacando los trineos con todo lo necesario para lo que será nuestra ascensión. La idea es estar en la montaña por aproximadamente 10 días, tiempo suficiente para que nuestros cuerpos se adapten tanto a las condiciones antárticas de extremo frio, así como también a la Altitud que iremos ganando durante la ascensión.
Comienza nuestra caminata en el glaciar que aproximadamente luego de 7 horas nos llevara a nuestro segundo campamento a 2700 metros de altitud. En nuestro camino obviamente Antártica se encarga de recordarnos donde estamos y justo antes de llegar al campamento fuertes vientos nos dan la bienvenida, rápidamente nos adaptamos a las condiciones, agregamos mas capas de abrigo y nos colocamos antiparras (Julbo Aerospace.) que nos ayudan a ver mejor y protegen nuestro rostro. Unas pocas horas mas y ya nos encontramos en nuestro nuevo campamento preparando todo para pasar por lo menos un día mas acá.
Bienvenida la tormenta
Luego de un día de descanso y aclimatación con un poco de caminatas alrededor del campamento la tormenta llega. Hemos preparado todo para no tener problemas con el viento así que nos sentimos tranquilos. Lamentablemente nos encontramos con la sorpresa de que otras expediciones que se encuentran en el campamento alto dejaron algunas de sus carpas armadas y no estaban preparadas para la tormenta. Esto nos hace salir de nuestras carpas para desarmar algunas de estas carpas y asegurarnos de que no terminen volando cerro abajo transformándose en basura.
Campamento alto
Pasada la tormenta nos preparamos para la siguiente etapa de la expedición, salimos con lo mínimo necesario para pasar tres días en el campamento alto desde donde intentaremos la cumbre. El día comienza con una pequeña caminata en el valle para luego llegar al sector de las cuerdas fijas. Aquí ganamos alrededor de 800 metros de desnivel ascendiendo conectados a una cuerda para evitar una caída en caso de un paso en falso.
Si bien avanzamos lentamente, mantenemos un ritmo constante que nos permite tener energía durante toda la jornada. Cuando llegamos al final de la cuerda nuevamente el viento antártico nos da un nuevo recordatorio de que no debemos relajarnos, temperaturas de -20 o -30 grados Celsius no son algo para tomar a la ligera. Un poco mas de una hora nos pone en el campo alto, con todo el equipo un tanto cansado debemos poner extremo cuidado en que nuestro campamento este en buenas condiciones y preocuparnos de que cada miembro este bien hidratado y con una buena alimentación.
Terminamos el día en buen espíritu y alegres de que mañana será un día de descaso y aclimatación antes del día de cumbre.
Un último y largo esfuerzo.
Luego de un día de descanso y aclimatación todo el equipo esta listo para iniciar la ascensión, el pronostico es muy bueno y la suerte nos sonríe. Comenzamos temprano a caminar y lentamente nuestro campamento queda atrás, las condiciones son ideales. Un día de sol y prácticamente nada de viento. Independiente de eso las temperaturas para la cumbre están pronosticadas en menos cuarenta grados bajo cero, así que continuamos tomando todas las precauciones del caso.
Poco a poco vamos ganando elevación. Sebastián, el guía que encabeza nuestro equipo en la cordada de adelante se encarga de marcar un paso que nos ayude a llevar al equipo de forma segura. Unas pocas horas mas nos ponen en lo que es el filo final a la cumbre, nos aseguramos de que cada miembro del equipo se hidrate y alimente bien para tener energía para este ultimo tramo. Luego de eso lentamente comenzamos a entrar en terreno mas técnico y expuesto. Terreno también que nos regala una vista increíble de las montañas y de los paisajes de Antártica.
¡Cumbre!
Y paso a paso finalmente llegamos a la cumbre, un lugar mágico y silencioso, lleno de energía y de increíbles paisajes que nos hacen soñar con nuevas ascensiones y montañas.
El equipo feliz celebra la posibilidad y el privilegio de poder estar en el lugar mas alto del continente. Fotografías de cumbre, abrazos y comenzamos nuestro largo descenso camino a nuestro campamento alto al cual llegamos sin novedad listos para una merecida cena una noche de sueños antes de comenzar nuestra retirada en la montaña.
Relato Pedro Binfa / Embajador Julbo Chile